BLAS DE OTERO
Lo eterno
Un mundo como
un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.
Rompe el mar en el mar,
como
un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está sólo. Es que se
sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
— ese río del tiempo hacia la muerte
—.
Es que quiere quedar. Seguir
siguiendo,
subir, a contra muerte, hasta lo
eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
...El mar —la mar—, como un himen
inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de luz en vilo...
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